El lunes 12 de noviembre, a los 95 años, falleció el cofundador de Marvel Comics.
A Stan Lee se le atribuye la creación de personajes Marvel tan icónicos como Spider-Man, Iron Man, Capitán América, Hulk, Los Cuatro Fantásticos, X-Men, Guardianes de la Galaxia, Thor o Doctor Strange, entre otros. Como escritor y editor, Lee fue una figura clave en el éxito de Marvel Comics en los años sesenta. Colaboró con artistas de la talla de Jack Kirby y Steve Ditko, para crear algunos de los superhéroes más recordados de la historia del cómic.
En declaraciones a Reuters, su hija J. C. Lee ha declarado que «amaba su vida y amaba su profesión. Su familia le adoraba y los fans le adoraban. Es irremplazable». La causa de la muerte no ha sido desvelada por la familia, pero el portal TMZ ha confirmado que una ambulancia se desplazó al la residencia del dibujante ese lunes y murió en el Cedars-Sinai Medical Center.
Si bien ya existían superhéroes antes de Stan Lee, su gran aportación a la historia del cómic fue la de añadir una capa de complejidad a sus personajes, haciéndoles más humanos que nunca. De esta manera, personajes como Spider-Man dejaban de ser héroes arquetípicos, sino personas de carne y hueso, con sus inseguridades y preocupaciones comunes, como el amor o el dinero.
Con la llegada del nuevo milenio, muchos de sus superhéroes saltaron a la gran pantalla, convirtiéndose en personajes reconocibles también para el público más joven. Alrededor de superhéroes como Iron Man, Thor, Hulk o los Guardianes de la Galaxia, entre otros, se creó el Universo Marvel, una de las sagas cinematográficas más exitosas y rentables de las últimas décadas. Y, por supuesto, la mayoría de estos filmes tenían un rasgo común: Stan Lee aparecía siempre en algún cameo.