Polémica en torno a opinión de Stephen King

Antonio Prieto
Publicado en e-Cartelera, 15/01/2020


Las nominaciones a los Premios Oscar de este año no han estado exentas de las críticas habituales ante la escasa representación de minorías. Sigue sin haber mujeres nominadas a Mejor dirección (la nominación de Greta Gerwig de la pasada edición fue la primera en los últimos 10 diez años) y Cynthia Erivo es la única mujer no blanca nominada en categorías de actuación. Paralelamente, Stephen King es uno de los miembros del consejo de guionistas de la Academia y, por tanto, uno de los votantes en tres de las categorías: Mejor película, Mejor guion adaptado y Mejor guion original. Las polémicas declaraciones del escritor con respecto a esta preponderancia del hombre blanco en los premios han revolucionado las redes.

«Como escritor, solo tengo permitido nominar en 3 categorías: Mejor película, Mejor guion adaptado y Mejor guion original. Para mí, el problema de la diversidad (que se aplica de todas formas a actores individuales y a directores) no me surgió. Dicho esto…»

«… nunca consideraría la diversidad en materia artística. Solo calidad. A mí me parece que hacerlo de otra forma sería erróneo», concluye el autor.

La crítica

Muchas personalidades de la industria han respondido al autor, como el caso de Ava DuVernay o la escritora Roxane Gay. Esta última respondió: «Como fan, es muy doloroso leer esto de ti. Esto implica que diversidad y calidad no pueden ser sinónimos. No son cosas separadas. La calidad está en todos lados pero la mayoría de las industrias solo creen en una calidad que viene de una demografía. Y ahora, tú». La directora de Así nos ven, por su parte, tuiteó:

«Cuando te despiertas, meditas, te estiras, buscas tu teléfono para ver el mundo y encuentras un tweet de alguien a quien admiras que es tan atrasado e ignorante que quieres volver a la cama».

Lo cierto es que la Academia se ha quedado atrasada en materia de derechos sociales y sus miembros no parecen comprender muy bien que Green Book va en realidad de cómo un hombre blanco protagonista concibe al hombre negro que lleva en su coche. Prueba de ello es el tuit que el escritor de Carrie publicó tras el escándalo que habían supuesto sus declaraciones:

«Lo más importante que podemos hacer como artistas y personas creativas es asegurarnos que todo el mundo tiene la misma presencia en plano, sin importar el sexo, el color o la orientación. Ahora mismo muchas personas son pobremente representadas, y no solo en las artes».

Este tuit parte, al igual que Green Book, de cómo el hombre blanco debe representar a las minorías oprimidas en lugar de dejar que las propias minorías se representen por sí mismas. El papel hegemónico y representativo que tiene una gala de premios del nivel de los Premios Oscar hace que sea inevitable relacionarla con diversidad, independientemente de la calidad artística del producto. Porque, si cada mujer que aparece nominada más de dos veces bate un record histórico, quizá el problema está en los criterios de calidad empleados por los miembros de la Academia y no en el producto o la interpretación.

Con este tipo de declaraciones y al indagar un poco en la historia de los Premios Oscar, se hace muy difícil dar credibilidad a estos premios más allá del supuesto entretenimiento que proponen. Sin embargo, la repercusión social que contrae una película que gana un Oscar supone que la Academia debe tener siempre un mínimo de responsabilidad moral a la hora de elegir las nominadas. Y sobre todo, que derriben de una vez los rancios prejuicios que hacen que, por ejemplo, Lupita Nyong’o no haya sido nominada por Nosotros al ser una película de terror, que no es un género «de premios». Porque si, como dice King, los Premios Oscar se realizan realmente ars gratia artis, es inexplicable que los artistas y académicos dejen siempre esa sensación rutinaria de libertad encorsetada, intereses económicos y costuras técnicas.

La otra opción es intentar que el público supere las galas de premios y realmente valore el cine en tanto que arte y no en tanto que ganador de galardones. Que los Premios Oscar pasen a ser algo ajeno al cine y quede más cercano a un entretenimiento que no condecora al arte sino que, de todo un año de estrenos, convierte un puñado de películas de la cartelera en productos a merced de lo hegemónico. Por desgracia, esto es muy complicado y no es un camino fácil. Por suerte, de vez en cuando, surge alguna anomalía y nos alegra la madrugada, que tampoco se hace fácil de aguantar. Como el Oscar a La La Land… y a Moonlight.